Programa Victoria. Tratamiento alcoholismo y otras adicciones
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¿Tiene un familiar con problemas de adicción?

Desde la familia se puede ejercer una muy importante presión positiva para que la persona afectada se decida a ponerse en tratamiento y superar su problema. De hecho, la familia suele ser el elemento que más eficazmente puede ayudar a esto.

 

Desde el Programa Victoria le ofrecemos una pequeña guía para afrontar esta situación y ayudar a la persona que necesita tratamiento psicológico para dejar de beber alcohol o de consumir otras drogas.

Hay que hablar de solución, no de problema

No hay que inistir más en lo mal que está la persona bebedora. Dé por hecho que él ya lo sabe, aunque nunca se lo haya reconocido abiertamente o siempre tienda a justificar o minimizar el caso. Lo sabe ... porque es quién primero lo sufre. Por eso lo importante es hablarle de solución. Proponerle ayuda. Hablarle de los beneficios que todos van a obtener cuando el problema se haya superado.

Presionar para que se ponga en tratamiento, no para que deje de beber

Si la presión la ejercemos en la dirección de intentar que deje de beber estaremos creándole una mayor angustia, ya que precisamente el problema de una persona dependiente del alcohol es que no es capaz de controlarse bebiendo, y por lo tanto, le estamos pidiendo algo que está fuera de su alcance, y le estamos induciendo, sin quererlo, al fracaso, a la ocultación de su conducta, a la mentira, a la agresividad...

Si le presionamos para que se ponga en tratamiento de desintoxicación le estamos pidiendo algo para lo que si está capacitado. Nada le impide acudir a una consulta con un terapeuta especializado en adicciones que le ayude a iniciar el proceso de recuperación.

Por eso la presión siempre debe dirigirse a que se ponga en tratamiento. Y ofrecerle una o varias alternativas terapéuticas para que elija la que le resulte más adecuada a sus características personales.

Ser firme en la presión

Es fácil que en medio una discusión la esposa plantee que no está dispuesta a seguir así, que si no deja de beber se van a separar, y que luego, al cabo de un tiempo se ablande, una vez pasado el enfado, y de por buenas las intenciones de cambio del familiar bebedor. Esto no sirve de ayuda.

La presión debe dirigirse siempre hacia que se ponga en tratamiento, y además, hay que ser firme y cumplir cualquier "amenaza" que se haya formulado.

En resumen, el mensaje es el siguiente: si te pones en tratamiento aquí me tienes y podrás contar con todo mi apoyo para salir adelante. Si no lo haces yo no estoy dispuesto/a a seguir así y nuestra relación se va a terminar.

Nuestras terapias

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